Las hojas de té japonesas se cuecen al vapor inmediatamente después de la cosecha para detener la oxidación (tradicionalmente denominada "fermentación"). Este vapor proporciona el paso "matar verde" necesario para el té verde. Incluso la hojicha, que produce un licor de caramelo de hojas y tallos marrones, se considera un té verde porque ha pasado por este proceso de cocción verde mate. (El color marrón proviene de un proceso de tostado por separado). Japón es el único país donde el té se cuece al vapor tradicionalmente, un proceso que le da a los tés japoneses un sabor herbáceo y sazonado característico.
Algunas regiones de Japón, como Shizuoka, son conocidas por un proceso de vaporización profunda llamado fukamushi. Este cocimiento profundo rompe las hojas de té en trozos más pequeños, dando como resultado pequeños trozos de hojas repletos de un potente sabor umami, un aroma vegetal embriagador y un postgusto de larga duración.